viernes, 30 de octubre de 2020

INCOHERENCIA MORAL

Este mes quería dejar un poco de lado al virus. Pero, la guerra de poderes, me impulsa a escribir las siguientes líneas. Porque los que nos dictan las normas se las saltan, dando el peor ejemplo existente, mientras miles de Almas, siguen volando , en una tormenta mucho más ética de lo que creemos. Ahora nos hablan del toque de queda, para frenar a la pandemia. Pero ¿cómo se para algo que el propio ser humano ha creado para autodestruirse? ¿Por qué hemos convertido en números aquello que crea llanto y sufrimiento? Se ha deshumanizado lo que antes intentaban inculcarnos con valores. Hay millones de personas medicándose por una ansiedad producida por la incertidumbre que estamos viviendo. Los grandes beneficiados son las farmacéuticas que han incrementado sus ventas, sobre todo con la obligatoriedad de las mascarillas e hidrogeles. La imagen social me recuerda a las filas de los militares, somos como soldaditos de plomo. Comprendo las normas y las respeto, por el bienestar de todos. Pero ni en la peor de las películas de ciencia ficción se guionizó algo tan brutalmente inhumano.

 

Los mayores siguen siendo los más vulnerables. Ahora cerca de mi barrio hay un geriátrico con más de 90 afectados. ¿Cómo puede pasar algo así? ¿por qué no les protegemos? Me da rabia y se me caen las lágrimas al imaginarme tan terrible escena. Siento que hemos vuelto a la edad media, donde se hacía cualquier cosa por obtener el poder. No importando el cómo. Es un terremoto que rompe en pedazos el corazón del mundo, haciendo que nos señalemos unos a otros, causando el odio que está separando a la Humanidad. Es absurdo dejar que ideas preconcebidas nos hagan hacernos daño, y no ver que lo que más necesitamos es unirnos para vencer lo que algunas mentes enfermizas han creado.

 

Y no, yo no voy a salir a aplaudir. Porque la Humanidad se demuestra con el ejemplo, no dando aplausos. Que se los merecen y nos los merecemos, es un debate muy abierto. Pero, el mejor aplauso es el respeto, y la coherencia, de echar a aquellos que no cumplen lo que prometen. Que restringen, pero con ellos no va el cuento. El dolor creado es real y cruel, lo sé. Pero lanzarnos odio entre nosotros no sirve. Porque quienes creen tener el poder, deben saber que el Poder, es nuestro, humano pero coherente. No debería jugarse con las vidas como si de un programa deportivo, como minuto y resultado se tratara. Nuestras fichas tienen que ser los valores que hemos aprendido en el camino. Renovarnos y actualizarnos, pero sin perder nuestra esencia.

 

Hay que cambiarlo. Pero solo depende de nosotros. Olvidemos creer en individuos que hacen falsas promesas y crean barreras entre las personas que vivimos en este lugar llamado mundo. No merecen nuestras lágrimas ni nuestra energía. Todos tenemos miedo, y es normal, porque no se entiende la batalla que estamos librando, contra qué ni contra quién. Quizás la guerra tenga que ver más con lo moral, que ha quedado desnudo y al descubierto, y en un triste limbo, que arde como el fuego. Yo siento una profunda tristeza, porque han vetado la cultura, que es lo que contagia felicidad en días de histeria, por la desprotección de nuestros sabios ancianos y el desconocimiento con el que se juega en algunos medios de comunicación. Pero seguiré luchando, con el poder de la palabra, que es lo que tengo y te comparto, para que luchemos por ser más humanos.

Seguiré informando…