jueves, 28 de mayo de 2020

SER HUMANOS EN DÍAS DE HISTERIA: REFLEXIONES CONFINADAS.


          

Hoy quiero compartir contigo algunas observaciones morales que he estado haciendo estas extrañas semanas.

Pensando en nuestros mayores , los más vulnerables en esta situación. Recordaba los momentos vividos semanas atrás con mi vecina de 90 años. Esas miradas llenas de agridulce sabiduría. Las arrugas de sus manos temblorosas, creadas por la experiencia de la vida. Lo presumida que es. Escogiendo los vestidos más bonitos para pasear aunque sea a la vuelta de la esquina, y para acudir cada domingo a la iglesia. Aquel día que me pidió que la hiciera una pulsera con las "perlas" que reservaba para ocasiones especiales , en un botecito de cristal. Los consejos que me daba con sutil prudencia. Su mágica memoria recordando calles y tiendas. Recordando la historia de cada callejón escondido de esta ciudad. Tanto aprendido, en una sola hora , en la que bajaba a hacerla compañía, algunas tardes. Ahora sólo nos escuchamos por teléfono, desde el decreto de estado de alarma. Aunque a veces esté asustada, porque la llegan mensajes contradictorios para los que como ella, tienen una avanzada edad. Los estamos contagiando el peor virus existente: el miedo; por los bulos , por la saturación de mensajes negativos difundidos desde ciertos medios. No hace falta decir que es amor infinito lo que siento hacia esa vulnerable pero fuerte mujer.

 No, no te preocupes, no está sola, está bien cuidada y acompañada, pero echo de menos esos instantes de cercana humanidad que viví con ella. Porque lo más valioso del ser humano es la vida, es lo que nos hace ricos.


Aunque esta incertidumbre, ha vuelto a sacar lo venenoso que es el dinero. Ni viendo que puede ser foco de contagio, se intenta cambiar.


Monedas y billetes ,mantienen la vida a flote o la hunden en la profundidad. Sabemos que las vidas tienen precio. Y duele. Es dañino. Aunque hayamos aprendido a vivir con ello ¿por qué no intentamos cambiarlo?


Números que juegan aún a minuto y resultado, como si se tratara de un partido de fútbol. Olvidando la importancia que tiene el ser humano, su potencial, la huella de su alma, lo que cada persona aporta para cambiar lo que le rodea. Cifras que vuelven borrosas las historias de las almas que siguen volando , sueños que han quedado a medio camino , huellas profundas en una sociedad mundial heridas... Humanidad dolida.




 Pero también es inhumano, que nos hayan prohibido los besos y abrazos. Que nuestras cálidas manos , estén tapadas por guantes de un artificial plástico , nos han limitado el poder tocarnos. Ahora chocamos los codos y transmitimos emociones a través de emoticonos. Aprendemos a sonreír con la mirada. Y nos alejamos por miedo , unos de otros. Las lágrimas de quienes han perdido a alguien , inundan mares de desconsuelo, despidiendo a los suyos por una pantalla, fría como el hielo.



Pero hemos despertado el lado humanitario de la sociedad. Uniendo nuestros aplausos para dar calor y motivando a quienes salvan vidas, reconociendo su labor y el peligro al que se siguen exponiendo. Emocionándonos con los gestos de vecinos y paisanos lejanos . Ocupándonos de los vulnerables. Olvidando los prejuicios. Reavivando el fuego de la esperanza. Como el mundo del arte ha compartido su magia animándonos a seguir adelante. Esos artistas que han convertido canciones y palabras en caricias ante lo frívolo e inhumano a lo que nos enfrentamos. Los olvidados comunicadores y periodistas a pie de noticia , humanizando lo incomprensible, abrazando con sonrisas a los que trabajando o cuidándose en casa, les siguen. A todos los trabajadores que se exponen sin descanso para que no falte nada. A los olvidados agricultores , que siguen exigiendo dignidad .  A los limpiadores , que indiscutiblemente son claves en esta guerra sanitaria.

Es un terremoto que podría ayudarnos a ser humanos en días de histeria. Porque que unos cuántos irresponsables, hayan dado mal ejemplo, no nos representan. Valoraremos más los abrazos que hoy no nos consuelan , abriremos el frasco de los besos que de AMOR hoy no nos llenan. La naturaleza mientras tanto ha renacido y se fortalece, para de nuevo recibirnos. Seamos compasivos con el sufrimiento de los que han sufrido . Es hora de aprender a ser humanos, meditemos como mejorar, y no volvamos a lo que llamábamos normalidad. Corriendo a todos lados sin destino, ahogándonos por conseguir algo que no disfrutamos, solo lo sufrimos.

Pensemos bien ¿qué pasos debemos dar para poder cambiar a mejor lo que nos rodea?

Seguiremos informando...